miércoles, 11 de marzo de 2009

Martes 10 de marzo del 2009

La idea de comenzar este diario me vino de golpe leyendo en el metro rumbo a Santa Coloma. Iba leyendo “El cuaderno Dorado” de Doris Lessing en una parte donde Tommy visita a Anna y la interroga sobre el sentido de los cuadernos que está escribiendo, de la honestidad que busca la escritora, de las propuestas que ella y su madre le tiene para que haga algo en su vida. Tommy me recuerda a mí antes de llegar a Barcelona. No cree en nada, no le ve sentido a buscar cambios, cree al igual que yo entonces y ahora que todo está podrido. Tal vez lo que hoy me distancia de ese personaje es que ahora sé que no todo lo podrido apesta o es incomestible. Camino entre la gente en los túneles para cambiar de línea. En la siguiente iré todo apretado escuchando distintas lenguas, todas de países exportadores de jodidos. En el metro encuentro un espacio entre unas chinas que llevan a sus bebes en una carriola ocupando mucho espacio. Una de mis alumnos en Santa Coloma es china. Tardo alrededor de una hora en llegar desde mi piso. En el libro de la Lessing a Tommy le hablan de un hijo del lechero que solo tendrá una oportunidad para ir a la universidad y acceder a la clase media inglesa, yo pienso en mí, un clase mediero mexicano que solo está teniendo esta oportunidad para entrar en la clase media europea y ahora la hace de buen samaritano con los inmigrantes menos afortunados que él. Pienso en el ejercicio que les pondré para repasar el ser y el estar: “___ de Marruecos y ___ en Barcelona. Mi hermana ___ en Estambul ___ enfermera. ____ inmigrantes y ___ estudiamos español. ___ . ___ mis compañeros,____ en España para ___.” Cuando se toparon con el último espacio en blanco uno dice para trabajar, otra dice para aprender castellano y el más honesto dijo para comer.

Aparte de repasar los verbos ser y estar hoy les enseñe los números. A lo último intente ponerlos a hacer operaciones de suma y resta en español con el propósito de que les sirva para hacer cuentas y que nadie los quiere hacer tontos por no saber contar, sumar y restar en español. Sin embargo cuando quince contarles que los números que usamos en occidente son herencia del mundo islámico la mayoría se quedo patinando. Su nivel es muy pobre, pero algunos se ven que ya entienden muchas cosas.

En este momento me cuesta mucho trabajo poder hablar más preciso de algunos de ellos porque apenas los estoy conociendo y la barrera de la lengua para conocernos mejor es de considerarse, pero ya puedo reconocer alguno de ellos aunque sus nombres no los sepa pronunciar bien. En ese sentido me gustaría quedarme con la lista de asistencia para poder aprenderme bien los nombres de aquellos que son más constantes. Desafortunadamente todavía no le tomo confianza a la monja que se encarga de organizar estas clases. Lo que me impresionó al final de la clase fue que entre los libros que tienen en la iglesia, estaba uno de Breton Easton Ellis. ¿Qué hace una novela de ese pervertido tan escatológico y cool en la biblioteca de una iglesia? ¿Lo leerán las monjas o el padre de la parroquia? No me imagino tomando el café hablando con la monja sobre American Pshyco.

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