miércoles, 15 de abril de 2009

martes 14 de abril

Termine de leer “No country for old men” en la ruta del exilio después de haber visitado la tumba de Machado y haberle leído un poema de Pere Quart “Confidencias a Antonio Machado”. Días antes había tenido mi reunión con mi tutora de tesis. En esta reunión habíamos cambiado el tema. Bueno realmente lo cambie yo un día antes cuando tuve mi reunión con los maestros voluntarios de la fundación de Integramanet. En ese momento me pareció interesante poder saber más del impacto social de estas clases de casteñano, como a través de estas se van creando lasos entre mundos tan diversos y cómo, tal vez, etas pueden ser la mejor manera de integrar a una sociedad los inmigrantes de culturas tan lejanas. En el metro, camino a la clase leo de nuevo a la Lessing, pero pienso en la clase que voy a dar. Planeo mientras leo que voy a ponerlos a hacer una tarea comunicativa de hacer una compara de frutas para que los marroquís se luzcan hablando; pero como siempre mi mejor herramienta es la improvisación. Cuando llego Rachida (nota ya me sé algunos de sus nombres) y le pregunte con quien vivía, con que familiares. Ella me contaba que tenía hijos pero no estaba casada y le pregunte si había tenido un esposo y me dijo que no. Entonces empecé a notar que no sabía bien cómo explicar la relación que ella tenía con el padre de su hijo. Decidí dedicar la clase a hacer arboles genealógicos. Haciendo los arboles genealógicos me di cuenta que el padre de la Rachida es el padre de su hijo, al igual que el de la María Ibussain (si, el metiche de yo se quiso enterar del árbol genealógico de todas sus alumnas, en especial de las guapas) y que a ellas les parecía lo más normal. Cuando les dije que esos tipos de relaciones familiares no se podían dar en España y en Europa ellos se impresionaron. También supieron que las relaciones entre hermanos no se pueden dar en este mundo. Y cuando me preguntaron cómo se nombran este tipo de relaciones familiares en español, les dije que no tenían nombre porque en este lado del mundo y de ver la vida ese tipo de relaciones familiares no pueden existir, no son permitidas y si se dan se niegan. ¿Lingüísticamente parece que nosotros somos más cerrados en algo?

En el metro de regreso me tope con uno de los georgianos que va a clases. Me saludo pero se acomodo lejos de mí. Al dejar el metro se despidió. Algo contento, como si se sintiera orgullosos de poder decir “hola” y “adiós” en lugares públicos sin miedo a hacer el ridículo.

1 comentario:

  1. Me ha dado un gusto tremendo tu comentario. Primero porque comentaste, qué importa si vemos las cosas iguales o distintas, el cambio "real" está en ese intercambio de opiniones. Tomaré muy las referencias que me sugieres y espero podamos seguir leyéndonos.

    P.D. Yo quiero una mamá feminista.

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