martes, 28 de abril de 2009

lunes 27 de abril

Lo que uno se lo da, se lo da; lo que uno se lo quita, se lo quita: me lo dijo un chileno greñudo fan de Jodorowski. En México trate con muchos como él, enfrascados en una retorica metafísica y meta espiritual que más o menos es interesante cuando tiene complejo de Paulo Cohelo y de ser intelectual de medio pelo, pero cuando se trata de poner las cartas sobre la mesa y de construir un discurso bien fundamentado, toda esa perorata se queda en el vomito de un borracho en un nitbus. Esta vez empecé con el nitbus que tomé en la madrugada porque me he dado cuenta que siempre empiezo con el camino en metro, pero esta vez el camino comenzó de madrugada cuando regresaba a mi piso, un poco con la cabeza llena de tonterías sobre cómo conseguir un compañero de piso que sustituya a la Chochito. Otra vez volví a dar clases en lunes porque Thelma me lo volvió a pedir que la sustituyera. No sabía bien que improvisar. Pero tenía ganas de hacer algún ejercicio de comunicación. Les pedí que se digieran entre ellos como ir a su casa. Unos que habían dejado de ir no pueden hablar bien, pero otros que han estado siendo constantes ya pueden perfectamente hacer este ejercicio. Si pudieran ser más constantes el avance sería mejor. Con los que fueron ayer, la mitad es como si fueran nuevos por esta falta de constancia y hacen que cuando creo que ya se puede hacer un ejercicio más complicado, de mayor nivel, mis planes se vean frustrado. Tal vez por esto no le veo mucho chiste planear una clase y mejor las improviso. Porque estos alumnos son como los chocolates de las cajas de chocolates de las que habla Forest Gump… “you never know what you are gone have”

No hay comentarios:

Publicar un comentario